Después de dos minutos y treinta y tres segundos de silencio





 …Y cuando se dió cuenta
que su ventana era más alta que sus ilusiones,
que su antigüo ropero solo almacenaba historias
y que hizo bien en cortar ese lazo enfermo
con su calzado y sus pastillas…
Al fin lloró,
lloró mucho y sonrió un poco.
Pudo escuchar así, su música interna.
Pudo saber quien podría ser.
Sus discos cobraron vida.
Recordó la mañana que lx vió nacer.
Recordó algún viejo espejo
en el día en que vivir fue extraño.
Y escribió todo junto, y libre de miedos,
la música y el retrato de su tiempo…


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