Agarrá la pala (vejez issues)

Me acuerdo patente cuando amasé mi primer fortuna. Estaba en primer año del secundario y viajaba todos los lunes a Villa Celina a ver a mi abuela y almorzar con ella (zafando comidas since siempre). Dicen -¿quién?- que con la plata vienen las responsabilidades y las enseñanzas. Y es verdad lamentablemente. La cuestión es que cierto lunes del terror, mientras almorzábamos, divisé una moneda de un peso tirada abajo de la mesa. Se lo comenté a mi abuela y me dijo que la agarre, que me la podía quedar.  Para alegría mía y de mi precoz economía, cuando me agacho a agarrarla veo otra tirada a unos centímetros. Una vez alzado con mi botín recuerdo que hubo un silencio incómodo hasta que mi abuela me confesó que cuando se le caían las monedas no podía agacharse a buscarlas. No lo dijo con ningún tono puntual, más bien fue un "que le vamo' hace'". Y antes de que yo pudiese digerir el concepto de “si se cae pasa a ser un gasto” me dijo que seguramente habría más monedas tiradas por la casa, que si quería las busque. Con curiosidad y avaricia recorrí agachado el piso de los tres ambientes, más baño, cocina y balcón.  

Cuarenta y tres (43) pesos recaudé -cabe aclarar que el dolar y el peso eran casi hermanos gemelos y era un montón-. Pensé que alguna vez se le habrían caído dos o tres monedas juntas, pero que era casi seguro que más de treinta veces tuvo que pensar : “se fue al piso, adiós moneda cruel”. También me resultó extraño que la resignación ante el desgaste corporal le bloquee la mínima lógica de levantar las monedas con escoba y pala. Agarrá la pala, abuela. 

Ese día, me dí cuenta años después, se fijó algo inconsciente en mi respecto a la vejez. Como si el estado natural del paso del tiempo sea un contraste cruel y horrible respecto a la plenitud. Casi una  sentencia simbólica entre quien deja algo y quien lo toma. Pero me llevó tiempo verlo. Por suerte, además de las experiencias propias, la vida nos cruza con gente inteligente y de una zarpada sabriduría que te hace ver ciertas cosas. Como en mi caso esa idea de la juventud como única plenitud (malísimo). O negar la vejez como un estadio más. Por ejemplo: si es el cumpleaños de unx ídolx es muy probable que suba una foto de joven, aunque sea Borges y nadie lo reconozca sin su típico porte anciano y con bastón. O justificar cosas desde la visión infantilista que le damos a ciertxs personajes, como despojándolos de su carácter de adultxs en sus acciones adultas. 

El foco en la anti-vejez o el miedo/rechazo a ella no está bueno y hay que laburarlo. Pero sé que eso se gestó en mi mucho tiempo atrás; tal vez volviendo en el colectivo después de esa cruel forma de ganar cuarenta y tres pesos; o al día siguiente que gasté toda la plata en el kiosko del cole y un local de cds. Es que claramente no podía quedarme con la plata, ya que representaba una revelación horrenda.

Nadie concientiza el hecho de agacharse a buscar algo que se te cae, es ridículo. Se te cae, lo agarrás y punto. Pero un día ya no. Un día el piso ya no es parte de tu órbita. Y eso me da un miedooo. Pienso que el día que lo que se te caiga al piso no te pertenezca va a ser el día que uno mismo no se pertenezca. 

Por suerte, mi espalda está más que ok -por el momento-. 


true story todo




La foto es de la protagonista 💚










Comentarios

  1. 💜 para la abuela
    Siempre nos pertenecemos, incluso en ese estadio de la vida en donde converge la vejez junto a toda la experiencia adquirida, el amor dado y el amor que nos dan y nos dieron.
    La vida es un camino de mucho aprendizaje, inclusive dándonos miedo. Entender y sentir la impermanencia en el cuerpo y en el cuore es fundamental.
    Algún día el piso no será parte de nuestro espacio, pero quien nos quita los momentos de eterna felicidad que vivimos en él?. Vivir es urgente.

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  2. Me encantó el texto, la forma de narrar y demás detalles que se inscriben en el discurso escrito. En un momento anterior, partiendo desde el cuerpo biológico, lo pensaba así, es decir,en parámetros de normalización-donde el declive vital se produce en la vejez-. Hoy, abordando otros campos de intervención, puedo observarlo en niños,adultos jóvenes. De todos modos, sea por el medio y/o camino que surja el reconocer los desafíos de un otro será valedero para repensar las distintas subjetividades y la autosubjetivización. Pd: voy a intentar encontrar billetes 😉

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