ABOUT INSOMNIO
Cerrar los ojos y esperar a dormirse es una locura consciente en si misma. Apoyamos la cabeza en la almohada en tiempo presente, con todo un pasado a cuestas; con tantas camas, habitaciones, personas, soledades, estados y circunstancias distintas en las que nos entregamos a ese momento. Casi como que ese ritual diario de cerrar los ojos parece ser la antesala de un solo sueño prolongado en todo lo anterior pero obviamente distinto, porque el hoy es un pasado apilado en esos millones de minutos de modorra tan diferentes entre sí.
En cambio el insomnio es cruel; muta esos minutos justos de extravío y los convierte en mochilas desordenadas, en laberintos interminables entre historias presentes y recuerdos sin tiempo.
Y que exasperante es.
Irse a dormir es tan obligatorio para el cuerpo como desafiante para la psiquis.
Por ahí lo fisiológico, sin darse cuenta, nos obliga (ahora si inconscientemente) a ser más valientes de lo que creemos.
Quizá lo valiente sea asumir que el pasado no es a cuestas. Quizá lo valiente sea, mientras sucede el insomnio, intentar decodificar el mensaje que trae. O simplemente aprender a transcurrir. Porque, haciendo asociación libre con lo que escribiste en relación al cuerpo, tal vez sea el momento de entender que vivimos en impermanencia, asimilarla y aceptarla.
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